Curioso, soñador, creativo, sensible, híper autoexigente, rebelde y re-evolucionario. Ecléctico, diverso, integrador y sin temor alguno al ridículo.

La música me acompaña desde la Spica y el Wincofón. La locura de Mozart, el violín de Menuhin, los imposibles de Paganini. La trompeta de Armstrong, la voz de Sinatra, Ella, Whitney, Freddy y la palabra de Serrat.

Adoro la Ciencia, la Filosofía, la Espiritualidad y Amo amar todo lo que pueda.

Einstein, Tagore, Olmedo, Tato, Krishnamurti, Asimov, Patch Adams, Fontanarrosa, Patoruzú… y mis hijos.

Encontrador profesional

Aprendo entre culturas, filosofías, religiones y costumbres. Me encuentro con pobres, ricos, negros, amarillos, egoístas, solidarios, LP, CD, DVD, LG, TB, Q+, curas, rabinos, budistas, musulmanes, padres, hijos, alumnos, clientes, niños índigo, cristales, con autismo, down, santos, ciegos, visionarios, vanidosos, humildes, en empresas, en la calle, en fiestas, templos y hospitales.

En todo y en todos me espejo. Me conozco interactuando.
Y soy feliz cuando hago algo que hace bien.

«Comunicarnos, Conocernos y Compartir para Crecer.»

1978

Mi viejo me decía «hay que estar preparado para la oportunidad» así que me paso la vida aprendiendo, para estar preparado siempre.

El desafío constante no es tan solo la respuesta a ese mandato o alimento para mi autoestima, desde chiquito me gusta hacer que los demás sonrían, se rían y se alegren y conseguirlo me permite alcanzar momentos de plenitud. Con los años entendí que era “dando” que se llegaba, así que ya no me estresé tanto.

Cada experiencia me sirvió como motivadora y me alentó a buscar variantes más efectivas, originales y disruptivas, así fue que mi propia autoexigencia, terminó siendo la mejor garantía para mis clientes.

Siempre trabajé en equipo, aportando cada uno lo que mejor sabe y quiere dar, en co-laboración con compañeros (Proveedores) y clientes, ocupando mi lugar de animador y co-ordenador, para darle vida a ideas intangibles que se hacen reales en el momento de su ejecución. Aprendí a poner “cara de fiesta y tranquilidad” pase lo que pase, para que el cliente no se asuste, mientras nos aseguramos de que al final, la expresión en su cara, sea de felicidad.

La colaboratividad ya viene en el ADN de las nuevas generaciones y avanzan con compromiso ecológico (incluye el social), en el camino hacia la concreción de sus objetivos. Soy su fan, me vuelven loco, y ¡me dan ganas de hacer más lío!

Aprendí que la vida ocurre en el camino y un objetivo cumplido es una estación a la que se llega para volver a partir. Es en el camino cuando se sufre o se disfruta. La presión, la crítica y el reclamo debilitan y destruyen personas. Es compartiendo, enseñando, motivando y alentando como se consiguen los mejores resultados, para todos.

Yo sigo aprendiendo, sigo en el camino, así que cuando quieras, nos acompañamos, compartimos, nos divertimos y crecemos juntos.